lunes, 21 de mayo de 2007

Escenas cotidianas: La compra.



Curiosa manera de perder el tiempo en un hiper mercado, supermercado o similar. Montones de comida, de marcas y ¡gente!, gente por todas partes. Hoy tocaba ir a comprar. Más que nada porque la despensa ya no daba para más inventos culinarios.


Decidir que comprar no es tarea fácil, pero comprarlo aún menos. Hoy, mi gran reto se ha presentado en forma de estropajo. Yo, inocente, creía que éstos, estarían al lado de los productos de limpieza, lavavajillas y demás; ¡pero no! Después de dar unas cuantas vueltas me he decidido a preguntarle a una chica que colocaba polvos para la lavadora.

Yo: - Perdona, ¿donde están los estropajos?
Chica:- Al lado de jardinería.
Yo: - Buff, ¡jardinería! gracias

Ese "buff" era como si jardinería estuviera en el fin del mundo. Aunque justo al regresar al pasillo central he caído en la cuenta de que no sabía ni remotamente donde estaba jardinería.

Yo venía desde la derecha donde a lo más lejos estaba el agua, así que me he aventurado hacía el otro lado,... Que si ropa, que si, muebles, que si jardinería,... ¡si! ¡Jardinería!. Pero ni rastro de estropajos. Girando la esquina, repetía mentalmente: bolsas de basura, bolsas, bolsas, fregonas, más fregonas, estropajos,... ¡¡¡Dioosssss!!! ¿¿Cuantos malditos tipos de estropajos hay?? ¿¿yo quiero justamente uno muy chungo o qué??

Al final escojo el que creo que es y consulto de nuevo mi lista. Memorizo, me falta carne y,... ¡¡¡noooooooooo, bombillas!!! Puedes enfadarte conmigo. Pero porque tengo que saber de estropajos y bombillas!! ¡¡Tengo 22 años!! No se justifica. Después de insultar mentalmente a medio mundo, vuelvo a la realidad. ¿Donde están las bombillas?

Sigo: Lámparas, muebles, más lámparas,... ¡ayyy! casi me doy con ellas. Entonces las miro y ellas me miran a mí (después de dos horas en el súper que quieres, me miraban, lo sé). ¡40, 60, 100 vatios!, se me chulean y entonces las veo: de 40 W de rosca pequeña, de 40 w en forma de pera y de las normales. Las cojo en un plis, miro al resto y entonces me chuleo yo. ¡Si he podido con esto, la carne esta tirada! De camino a la carnicería mientras empujo un carro repleto, me encuentro con José, el chico que nos vendió el ordenador portátil y pienso mientras miro mis bombillas, ¡bah! No está tan mal ir a hacer la compra.

2 comentarios:

Unknown dijo...

a mi m'agrada anar a comprar, triar, cercar, trobar...

però a vegades estressa massa sa gent, q parex q ho regalen...

un beso

Jordi Julià dijo...

Ei a mi m'encanta anar al Super. Ara bé, m'ha fet molta gràcia com ho has contat. Tens la facultat d'escriure una història apassionant d'una cosa tant quotidiana com anar a comprar al Carrefour. Jeje. Això és molt bo i crec que has d'explotar més la teva vessant com a escriptora. Una abraçada i segueix fent el blog. M'agrada molt!!!!!!!!!!